domingo, 6 de agosto de 2017

Tango y Dialogo

Busco un dialogo que me permita trascender al abrazo y como dialogo generar un intercambio para repensarlo. Pero no pensarlo al bailarlo, hacerlo a posteriori, cuando ya no es acto porque al bailar se siente y se sucumbe, es como hipnosis, en la hipnosis no se piensa. Busco un dialogo frente al hoy, que no es dialogo, que es unidad y en la unidad no existe el otro. El dialogo necesita del otro, es intercambio y es diferencia. 

No busco solo un abrazo, un rol o una hegemonía, tampoco los instantes que se paralizan. Busco más, un dialogo libre en movimiento, un entre. Se pierde el dialogo cuando construimos en función de roles conductor/conducido, más si se piensa en director/dirigido. Este último interesa por lo que desvela, en su significado está la asimilación del otro y todo proceso de asimilación es la pérdida del otro. En cambio, el dialogo propone romper con la dicotomía, reconoce que hay conductor y conducido pero no como roles ni juego de roles sino desde su ruptura, desde el entre.

El dialogo no es pautado, es movimiento y por eso trasciende. Esto nos permite deconstruir el rol y el baile. En un dialogo no sólo se respeta al otro en tanto otro, también se abandona la unidad por la unión, en la unión se necesitan al menos dos.  El otro ahora percibe y transmite, no es solo ocupar los espacios que creamos, es la posibilidad de apropiarlos, generarlos y convertirlos. Es proponer trascendiendo al rol.


Un diálogo con el otro, es más que un abrazo porque permite sentir desde las diferencias. 

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